Comunicación municipal para la autoconfianza: reputación y ciudad

Desde ayer miércoles estoy en Elx, asistiendo por primera vez al III Congreso de Marketing de Ciudades: CityMarketing'o8. El lema de este año es "cada ciudad tiene su encanto, la clave está en saber mostrarlo".
Tan simple como eso...¿verdad?...¿pero cómo lo llevamos a la práctica? ¿por dónde empezamos?...espero que al finalizar el congreso pueda contar con alguna idea más de las que hasta ahora rondan por mi cabeza.
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La jornada de ayer puso el nivel muy alto, tuvimos a Toni Puig, asesor de Comunicación del Ayto. de Barcelona, y a Justo Villafañe, consultor y profesor de la Univ. Complutense. Los dos estuvieron brillantes, la verdad.
Ambos dieron varias claves para que los marcos mentales de los ciudadanos (ideas/percepciones sobre la ciudad) sean los mismos que los del equipo que gobierna. El elemento conducente a esta situación es la comunicación, comunicación frecuente del ayuntamiento hacia la ciudadanía: si no la hay, los ciudadanos se crean su propia idea de ciudad sin conocer la del ayuntamiento. Y una vez llegados a este punto, cambiar percepciones se hace muy cuesta arriba.
El ciudadano debe sentir que existe una comunicación fluida con sus gobernantes, hasta el punto de decir/sentir "Alicante, I love you": "Citymarketing es comunicación continuada del equipo de gobierno con los ciudadanos y sus organizaciones para la ciudad que tenemos o queremos". Si esta cuestión se consigue, el marketing exterior es mucho más fácil, la marca de ciudad (entendida como la promesa de la ciudad) se refuerza y los resultados son mayores, sin duda.
Este último aspecto es fundamental: una marca de ciudad reputada es (casi) garantía de éxito, tanto a nivel interno como externo. De ahí la necesidad de que los propios ciudadanos participen y disfruten de su "ciudad reputada", dado que ésta se genera desde su propio interior.
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Una marca de ciudad reputada implica una ciudad reputada. No basta con que la ciudad posea una imagen positiva en el mercado, es necesario demostrar que esas percepciones que se tienen se materializan en comportamientos verificables, que la ciudad posee unas estructuras duraderas que son capaces de responder a los valores que trata de comunicar y que responde eficazmente a las necesidades y promesas de ciudadanos y visitantes: la promesa de la ciudad se vehicula a través de su marca, la cual se compone de un valor funcional (recursos entregables demostrados que la ciudad ofrece al ciudadano y al resto de stakeholders) y de un valor emocional (capacidad de identificación y empatía de una persona con una ciudad).
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Lo más importante, el fin último, como decía al principio, es conseguir que el ciudadano sea comprensivo con los malos momentos que puede llegar a pasar la evolución de su ciudad, porque se siente parte del proyecto y comprende esas situaciones. Y a pesar de esos malos momentos sea capaz de decir/pensar: "Aunque mi ciudad tenga problemas puntuales, la quiero. Alicante, I love you".
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Si alguien conoce algún caso así que me lo cuente inmediatamente y me detalle todo el proceso hasta llegar a ese punto, por favor!! (no vale hablar de BCN).
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Ánimo, espero vuestras aportaciones y experiencias.

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