El día en que gané el premio José Miguel Iribas al Conocimiento Turístico


No me gusta hablar de logros. No suelo levantar mucho la voz. Los que me conocéis bien, sabéis que soy más de segundo plano. De pico y pala. También es cierto que tampoco es que hasta el momento haya tenido excesivos motivos como para sacar pecho en este sentido. Pero aunque así fuera, sabéis que suelo intentar pasar desapercibido. 

Mi madre me suele decir que a veces conviene sentirse y mostrarse orgulloso por los pequeños éxitos que uno va consiguiendo. Sin pasarse. Pero tampoco sin caer en aquello de hacer como si no hubiera pasado nada y quitarle tanta importancia a las cosas que al final parece que no van con uno y que bueno, ni fú ni fa a pesar de haber alcanzado un objetivo perseguido, de haber dado un pasito másmás. 

Esto último es lo que, más o menos, me ha pasado con el premio José Miguel Iribas al Conocimiento Turístico de la Fundación Frax, que tuve la suerte de ganar a finales del pasado 2017 en su primera edición (la segunda edición de este premio ya está en marcha), y del cual hasta ahora no había dicho ni mú aquí, en mi blog, en este espacio que me acompaña desde que estaba estudiando y trabajando en Barcelona en 2006.



Junto con el libro, ser el ganador del premio de investigación turística de la Fundación Frax es otro de los frutos de mi tesis. Es un logro que ni en mis mejores sueños, la verdad. Cuando empecé la Diplomatura de Turismo en 1999, esto era una auténtica utopía. Pero bueno, años después, esfuerzo tras esfuerzo, te ves en esta situación y de repente lo que parecía imposible se hace realidad y tú eres el protagonista. Lo que no esperabas, sucede. 

Y creedme, abordar un reto como la tesis doctoral no perteneciendo al ámbito académico y compaginarlo con trabajo, con numerosos compromisos profesionales y, lo más importante, una familia en fase de crecimiento, de verdad, es una auténtica locura. Pero también es cierto que sin el apoyo y la confianza permanente de quienes me rodean, quizá no habría sido posible. Por eso, creo que es de justicia que se lo agradezca públicamente:

- En primer lugar a mis colegas del sector, a todos aquellos que colaboraron en alguna de las fases de mi tesis doctoral. Gracias por vuestra aportación.

- A mis compañeros del Invat·tur, por aguantarme tantos y tantos días de despiste tras noches de insomnio. Gracias por animarme a seguir adelante.

- A mis padres, a mi familia, porque su apoyo, su confianza y la ilusión que me transmiten a diario, no tiene precio.

- Y por último a mi mujer, la más importante, porque es la santa que me aguanta y sin ella, sencillamente, nada sería posible.


Seguimos, #picoypala.

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