El País de las Maravillas

Ya está. Ya ha vuelto a pasar. Después de que Bernard Weber revolucionara todo el planeta con su iniciativa de declarar las nuevas 7 maravillas del mundo mediante el voto popular; y después de que todo “quisqui” se sumara al carro para elegir sus propias maravillas (Portugal, Canadá, Israel, Brasil, México, Perú…), ahora le ha tocado el turno a Cataluña, que también pretende maravillar a propios y extraños con sus encantos. El promotor en este caso es “El Periódico de Catalunya”, el diario propiedad del Grupo Z que dirige Antonio Franco y que con esta iniciativa pretende aunar 2 objetivos principales: posicionarse mediáticamente ante la sociedad catalana como valedor de su cultura, su historia y su patrimonio y, por supuesto, aumentar las ventas del propio rotativo, que además premia la participación con el sorteo de un viaje guiado por el circuito maravilloso (y yo que pensaba que estas cosas eran más del estilo de “La Razón”). El procedimiento es simple: hasta el 28 de octubre (aún estáis a tiempo) todo el que quiera puede entrar en la página web (www.10meravelles.cat) y proponer un candidato dentro de las 3 categorías propuestas (1. Una obra maestra artística creada por el hombre, 2. Edificios, conjuntos arquitectónicos o tecnológicos excepcionales y 3. Lugares de incomparable belleza natural, geológica o paisajística.). Se pueden enviar fotos, textos o vídeos de cada icono y se puede hacer cuántas veces se quiera. Después, del 29 de octubre al 10 de noviembre, un “consejo de expertos” (6, para ser más exactos) seleccionará de entre todas las propuestas las 100 candidatas que se someterán al arbitrio final de los votos populares hasta el 2 de diciembre. El objetivo: encumbrar al Olimpo a los 10 hitos (parece ser que con 7 se quedaban cortos) de los que catalanes están más orgullosos. Daños colaterales. El primero y principal es obvio: Sobrecarga de 10 espacios (algunos conocidos, otros no tanto) por turistas deseosos de conocer si realmente sus encantos los hacen merecedores de la distinción de Maravillas. Las políticas de dispersión y reparto de la afluencia turística se van al garete con 4 ó 5 iniciativas de estas. El segundo daño es inevitable: con tanta maravilla suelta, no vamos a ser capaces de saber cuál es más maravillosa que otra. La estrategia de diferenciación sólo va a conseguir con el tiempo homogeneizar la oferta (quién sabe, a lo mejor dentro de unos años tendrá que llevarse a cabo otra iniciativa para declarar las “7 maravillas más maravillosas” y poder diferenciarlas de las que lo sean menos). Puedo imaginarme a una pareja votando en este momento: “Cariño, vamos a incluir las fotos de aquel valle precioso del Pirineo Lleidatà en el que estuvimos hace 2 meses y en el que casi no había gente" "¿Recuerdas que bien comimos y qué barato?”. Me gustaría saber qué pensarían de la iniciativa si el valle saliera elegido y dentro de unos meses no pudieran quedarse allí a pasar el día porque no hay aparcamiento y porque hay que reservar en el restaurante, cuyos precios, por cierto, se han puesto por las nubes.

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